Biblioteca 2.0: ¿revolución o nuevo maquillaje para viejas formas de hacer?

Resumen:
Se reflexiona sobre el concepto “biblioteca 2.0” como un nuevo modo de entender las bibliotecas y se incide en el hecho de que la tecnología no define por sí misma una biblioteca 2.0, sino la actitud hacia los usuarios y sobre todo una buena planificación de los servicios tanto a nivel virtual como presencial. Se repasan las últimas décadas de innovaciones y cómo en cada una de estas innovaciones se ha creído estar ante una revolución del modelo bibliotecario y se considera finalmente si este nuevo concepto de “biblioteca 2.0” es realmente una revolución o simplemente se absorberá dentro del “viejo” modelo que tenemos actualmente.

Biblioteca 2.0: ¿revolución o nuevo maquillaje para viejas formas de hacer?



Cómo citar este artículo:
Lozano, Roser. «Accesibilidad de los contenidos en internet de las bibliotecas públicas desde dispositivos móviles«. Anuario ThinkEPI, 2009, v. 3, pp. 120-125.

3 Replies to “Biblioteca 2.0: ¿revolución o nuevo maquillaje para viejas formas de hacer?”

  1. UN MODELO DE BIBLIOTECA ACORDE A NUESTROS TIEMPOS

    Por Marcos Ros-Martín

    Suscribiendo lo dicho ya por Roser, considero que las bibliotecas han llegado a un punto crítico en el que deben de evolucionar adaptándose a los cambios sociales y culturales de la sociedad, porque tal y como la autora señala, las bibliotecas aparecen estancadas en un modelo heredado del siglo XIX.

    Ya lo he comentado en distintas ocasiones, pero lo que está sucediendo es que las Bibliotecas están descubriendo que al fin tienen competencia dentro de su mercado, que es ofrecer información de forma sencilla, gratuita y accesible al ciudadano de a pie.

    La utilización de términos como «segmentos», «perfiles», «necesidades y expectativas» con tanta crudeza pueden recordar más a la gestión empresarial que a lo enseñado en la gestión bibliotecaria. Sin embargo, sucede que las bibliotecas están comenzando a sentirse amenazadas por un mercado de la información, cultural y del ocio ubicuo en el que no pueden quedarse sentadas y esperar simplemente a que los usuarios acudan a ellas.

    Realmente, sí que se trata de una revolución. Revolución en el sentido de la llegada de una competencia real y despiadada, pero ante la cual no podemos amedrentarnos. Hay que convertir las amenazas en oportunidades y la adopción del concepto 2.0 es el camino hacia el que nos debemos dirigir para sobrevivir.

    Durante el periodo de aceptación y difusión de Internet, los bibliotecarios se otorgaron una nueva etiqueta, la de buscadores de informaciones personales, ahora adoptan una nueva etiqueta, la 2.0, aprovechando el revuelo de las nuevas herramientas creadas en el marco de la web colaborativa. Lo cual no está mal, claro que no, porque al fin y al cabo hay que conocer las tendencias y los usos que hacen nuestros usuarios de la información. Debemos tratar de acercarlos a nosotros y para ello debemos conocer las herramientas, pero también se debe repensar el modelo de biblioteca que queremos.

    Ser participativo es dar una pequeña parte del poder que ostentas, sí, puesto que tienes que ser transparente y asumir los errores que sin duda tus usuarios descubrirán. Tendrás alabanzas, y también críticas, pero siguiendo el ejemplo de la Web 2.0, el eterno estado beta: un servicio bibliotecario nunca es perfecto ni está acabado, siempre está evolucionando. Nosotros debemos acompasar ese proceso, siendo conscientes qué podemos aportar a la sociedad, qué usuarios nos necesitan más que otros y qué perfiles necesitan qué tipo de información.

    Por supuesto que todo este debate se queda en agua de borrajas cuando las bibliotecas se quedan sin fondos para la adquisición de libros porque se quedarían en las cajas (como sucede en la Comunidad Valenciana), pero eso ya es otra historia.

  2. NECESIDAD DE EVIDENCIAS DE EXPERIENCIAS 2.0 PARA LOGRAR CAMBIOS

    Por Nieves González

    Parece que conforme van llegando las vacaciones, nos prestamos más a la reflexión y hacer balance del curso que termina. Por ello suscribo yo también las palabras de Roser y Marcos y sus reflexiones sobre la Biblioteca 2.0, como revolución o simple maquillaje de viejas formas.

    Pero hay algo que me gustaría matizar, no creo que «haya que esperar a que las administraciones se imbuyan de la actitud 2.0 para dar un paso adelante
    e incorporar las nuevas tecnologías que faciliten el cambio de modelo». Creo sin embargo que algo siempre se puede hacer, desde la segunda, tercera o undécina fila de la muy jerarquizada organización a la que pertenezca nuestra biblioteca. Y de hecho, creo que la mayoría de las realizaciones que en España se están llevando a cabo responden a este planteamiento.

    Lo más dificil de conseguir si queremos provocar el cambio hacia la biblioteca 2.0 es el cambio de actitud. Y esperar que los que están en la primera fila tomando decisiones lo hagan es tarea dificilísima si no se presentan resultados que convenzan de su bondad y justifiquen el cambio. ¿Cuántas veces hemos oído la frase «lo que funciona no se debe cambiar»? Sin embargo, si siempre se usara esta teoría, no habría progreso. Nos hubieramos quedado en el coche de caballos que, sin duda, les funcionaba bien a los de la época.

    Por lo tanto, creo que necesitamos resultados, evidencias de aplicaciones 2.0 que hayan mejorado los servicios y el nivel de satisfacción del usuario, si esperamos realmente convencer a quienes toman las decisiones y, mientras esto ocurre, «A Dios rogando y con el mazo dando», ¿por qué no empezar con
    un blog que vaya contando a los usuarios lo que se hace en la biblioteca? ¿o wikis de recursos especializados de la biblioteca que faciliten la participación de los usuarios y la inteligencia colectiva? ¿o subimos fotos o vídeos de la biblioteca a Flickr o YouTube y animamos a los usuarios a que tambien lo hagan? Cantidad de ideas, de todos los tamaños, que podemos ir asumiendo desde cualquier estamento en el que nos encontremos. Lo único que se necesita es actitud (y algún nacido digital cerquita).

    De lo poco que sé, después de estos últimos años de experiencias con la biblioteca 2.0, es que los servicios y aplicaciones 2.0 que vemos ya en bibliotecas españolas responden más a iniciativas personales que van «evangelizando» que a jefes administrativos que planifican desde arriba. Sin lugar a dudas que la planificación debe llegar, pero antes tienen que ver resultados para convencerse. O que la biblioteca de referencia (todos tenemos una), integre estos servicios 2.0 y los coloque en lugar destacado en su web.

    De todas formas, tarde o temprano, y ya lo estamos viendo en el resto de los sectores que nos rodean (véase el BBVA y Tu Cuentas), los nacidos digitales los exigirán y sólo podrán responder aquellas instituciones (bibliotecas incluidas) que estén preparadas y demuestren cierta experiencia.

    Y en esta linea de reflexión proactiva, ¿por qué no empezamos todos los que ya tenemos la actitud 2.0 a contar lo que hacemos en la wiki Biblioteca 2.0
    de SEDIC que comentaba Roser en su mensaje?.

    Sería una forma de recoger los servicios y aplicaciones 2.0 que ya están funcionando en las bibliotecas españolas, ayudando a dar ideas y sirviendo de foro de intercambio de experiencias y resultados. Solo hay que solicitar las claves para editar. ¿Quién se anima?

  3. INICIATIVAS 2.0 HORIZONTALES

    Por Marcos Ros-Martín

    Tal y como señala Nieves, las iniciativas 2.0 desde nuestras bibliotecas no deberían ser lanzadas de forma vertical, es decir, esperando que desde una instancia superior nos indique el camino o nos provea de las herramientas necesarias para ser 2.0, si no más bien al contrario, de forma horizontal.

    Fernando Juárez, sin ir más lejos adalid de la Biblioteca 2.0, en su artículo Tecnología, innovación y web social: el valor de la dimensión en la biblioteca pública. El caso de la biblioteca de Muskiz, nos relataba sus inicios en la Web 2.0 y nos contaba que lo hacía de una forma completamente horizontal.

    Es decir, se reunían una serie de bibliotecas-bibliotecarios para ir probando y añadiendo herramientas que podían ser útiles para sus respectivas bibliotecas. Agua para su molino, contaba en otra ocasión.

    pero ahí encontramos otra de las diferencias. Cada biblioteca tiene sus necesidades particulares, su público objetivo y no hay que esperar que desde arriba nos solventen la papeleta con una herramienta que puede que nos resulte inútil para nuestras necesidades, sino más bien al contrario, disponer de las herramientas que podemos utilizar a un coste cercano a cero en internet para ofrecer servicios específicos a nuestros usuarios.

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