Resumen:
La publicación por la organización Wikileaks de 250.000 cablegramas de embajadores norteamericanos en diferentes países del mundo a su Gobierno, así como su puesta a disposición de cinco medios de comunicación internacionales que día a día fueron publicando los más relevantes para las opiniones públicas, tuvo como consecuencia que dicha organización fuera objeto de ciberataques para hacerla desaparecer. Así mismo, se cancelaron las cuentas bancarias de Paypal (en la que recibían donaciones) y del banco PostFinance (donde mantenía su actividad), y fue excluida de servicios en la nube como los de Amazon y censurada como tendencia en Twitter. En respuesta a ello una agrupación de activistas y hackers conocida como Anonymous lanzó durante el 8 de diciembre ataques coordinados contra Mastercard, Paypal y el banco PostFinance.
Tosete, Francisco. «Wikileaks». Anuario ThinkEPI, 2011, v. 5, pp. 112-116.
BATALLA POR LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN
Por Javier Guallar
Estamos asistiendo sin duda a uno de los acontecimientos del año (y de nuestra época), y tiene que ver con la difusión y el acceso a la información.
Pocas veces ha quedado tan claro como con el caso Wikileaks la lucha entre la libertad de información, característica fundacional del ya no tan nuevo entorno digital de internet, frente al intento de control de la información que han ejercido siempre todos los poderes.
El acoso legal contra Wikileaks y Assange es una batalla (¿incruenta?) que puede marcar muchas cosas en el futuro. En medio del conflicto, es interesante ver el poder de movilización de la Red así como el hecho de que los medios de comunicación tradicionales han demostrado también cumplir un papel.
El escenario es apasionante, y el resultado final incierto, aunque tiendo a creer que internet es muy difícil de silenciar y que si callan este Wikileaks, surgirán en el futuro otros, con otros nombres y fórmulas. De momento, la corriente de solidaridad internauta con Assange es extraordinaria y creciente, y se revela como un contrapoder en absoluto despreciable.
Seguiremos atentos, y en la medida de lo posible, ayudando a Wikileaks.
APAGÓN INFORMATIVO EN LA WEB
Por Marcos Ros-Martín
Coincidimos en que los acontecimientos que están envolviendo a Wikileaks son completamente apasionantes desde cualquier punto de vista. La diplomacia, los medios de comunicación e incluso la propia internet y todo su ecosistema se están viendo sacudidos desde los cimientos por una página web creada aparentemente hace poco (2006), pero que en la Web supone toda una vida.
Julian Assange está llevando hasta el extremo la cultura hacker de la que ha bebido, aunque esto le haya llevado hacia el abismo, al intentar llevar un pulso contra el sistema que trata de derrocar. Sólo la evolución de los acontecimientos nos llevará a considerar a Assange como chivo expiatorio de una forma de contemplar el mundo, un mundo internet, globalizado e interconectado, fruto del desarrollo tecnológico actual y que simplemente se les haya ido de las manos.
Wikileaks sitúa de nuevo al periodismo como un baluarte del sistema de comunicación que parece que la Web ha descolocado. Desde el «we the media», los medios de comunicación quedan desprestigiados por su lentitud, por su conveniencia con el poder, el periodismo lo reconducirán los ciudadanos. Sin embargo, actualmente nos encontramos alejados de ese punto. La crisis sitúa a cada uno en su sitio y los medios de comunicación son todavía los altavoces del discurso informativo. Son ellos los elegidos por Wikileaks para poner en contexto los 250.000 documentos diplomáticos y son ellos los que los sitúan en contexto. Los periodistas pueden respirar aliviados, reencontrándose con su futuro.
Las personas quedamos relegadas en la mayoría de los casos a ser filtradores y recomendadores de información a través de Twitter o Facebook. Wikileaks necesitaba de los medios para que su mensaje tuviese el calado necesario.
Pero el acoso a Wikileaks -ojo que es la primera vez que el Garganta Profunda es perfectamente visible en un caso de filtración de información de estas características- se lleva desde los frentes donde nace, internet, y puede que ésta se revuelva.
Mientras el dominio “wikileaks.org” es desenchufado por las empresas que lo albergan y Amazon decide no trabajar con ellos, se comienza la migración de la organización virtual para encontrar asilo en algún país, como si se tratase de refugiados políticos digitales; el último dominio conocido es “wikileaks.ch”. Además, la asfixia -ya no personal a su cabeza visible- se acrecienta con el cierre de cuentas bancarias (PayPal) y la aparente censura informativa (Twitter).
En medio de la tormenta, los medios de comunicación siguen con su negocio, publicando cables sin que nada ni nadie pueda importunarles. Eso sí, jugando sus cartas y sabiendo qué se puede publicar y qué no. Y mientras el acoso se centra en la organización filtradora, los internautas deciden luchar contra el apagón informativo y económico de la misma. Los hackers parecen organizarse atacando aquellas empresas y organizaciones que parecen apoyar su censura en un capítulo que todavía no ha acabado y que aumenta de tamaño cada día.
Completamente apasionante, no sólo por la información filtrada sino también por todo lo que está envolviendo a la misma.
PERIODISMO DE REPOSITORIO
Por Mario Gato
En principio hay dos tipos de acoso que está sufriendo Wikileaks; uno legal a la cabeza con las acusaciones de las supuestas violaciones y otro alegal por parte del Estado que hace que se dobleguen empresas como Paypal, Amazon o Visa.
Aquí vemos donde pueden llegar los largos tentáculos del Estado, pues todavía nadie en Estados Unidos ha acusado a Assange de espionaje y dudo que lo hagan pues sólo es una correa de transmisión.
Pero vamos más al fondo de la información «secreta» que se difunde en todos los papeles. El Estado, como cualquier ser vivo, tiene derecho a tener sus propios secretos. A todos se nos ponen los dientes largos cuando en un papel vemos el sello rojo de “secret”, hace sentir a la gente que no está acostumbrada a verlos poderosa, pues bien ¿realmente todos los documentos que se están publicando aportan información o son sólo chismorreos de salón de peluquerías? Creo que esa es la verdadera pregunta que hay que hacerse. Todos sabemos la función del Embajador en un país.
Respecto a lo que dice Marcos sobre declarar a Wikileaks Garganta Profunda, está muy lejos de la realidad, pues la verdadera garganta es la que se mantiene en la sombra pasando al mensajero la información a difundir. En este caso ya ha nacido un nuevo periodismo, amparado en la Red, lo podríamos llamar periodismo de repositorio, pues yo no veo que la página citada haga ningún análisis de la información que contiene.
Otro debate es el movimiento que se crea en la Web defendiendo una postura u otra, que ya nos vuelve a confirmar el poder que tiene y que tendrá cada vez más la Red como vehículo de comunicación.
En mi opinión, la información que se ha difundido no es tan sensible como muchos han querido hacernos creer.
DATOS EN BRUTO CONTRA LA DESINFORMACIÓN
Por Álvaro Meléndez Galán
Hay un tema que me parece muy interesante de lo que ha comentado Mario, y es la cuestión de que en Wikileaks hacen «periodismo de repositorio», es decir, sin aportar ningún tipo de análisis. En mi opinión el periodismo actual debería tender más a eso dado que es la única manera de que los datos se difundan con la mayor objetividad posible. Yo quiero los datos, y a partir de ellos ya me haré yo mis propios análisis sin el sesgo inevitable que le aportaría un redactor, aun con la mejor de las intenciones.
Por otra parte, cualquiera que vea hoy día los informativos de cualquier cadena de televisión o lea la prensa comprobará que los redactores no se molestan mucho en documentarse a la hora de preparar la información, cometiendo así errores que pueden llevar a su vez a caer en la desinformación o en una «malinformación» del público. Por tanto, desde el punto de vista meramente informativo, sesgos a parte, también me parece muy positivo que las personas tengan a su disposición los datos «en bruto» de la noticia para transformarlos por su cuenta en información y conocimiento.
COTILLEOS Y DESVÍOS DE ATENCIÓN
Por Fernando Sánchez de Lechina Sola
No sé qué pensaréis los demás, pero llamar cotilleos de peluquería, entre otros cables, a que te confirmen que la justicia de este país está sometida al dictado de terceros países, no es un buen argumento.
Uno ya sospechaba que la tan cacareada independencia judicial es falsa, pero ver como un tercer país presiona al fiscal general del Estado para que cierre un caso (el cámara José Couso, muerto en Irak) en un tribunal español, y este hace todo lo posible por llevarlo a cabo, no deja a la justicia en muy buen lugar y, por supuesto, erosiona gravemente una institución fundamental para el Estado.
Sin duda, eso de llamarlo cotilleo de peluquería es una táctica más por parte del poder establecido para desviar la atención: a partir de ahí todos lo repiten como grillos sin pararse a pensar verdaderamente lo que están diciendo.
La periodista rusa asesinada, Anna Politkovskaia, se enfadaba muchísimo al reconocer que el pueblo ruso se interesaba poco o nada por sus investigaciones. Es el mal de nuestro tiempo, no es que no haya información, es que la gente prefiere no saber, y se conforman con lo primero que le dicen, por ejemplo que se trata de «cotilleos de peluquería».
PENSAR Y PROCESAR INFORMACIÓN
Por Álvaro Meléndez Galán
Vamos a ver, por «cotilleos de peluquería» o «ruido» si lo prefieres, yo entiendo temas como la afición al botox de Gadaffi. Estoy completamente de acuerdo en que las injerencias extranjeras en asuntos judiciales españoles o legislativos como la «Ley Sinde» son, no ya preocupantes, sino indignantes, especialmente viniendo de un gobierno que acusaba al anterior de colaborar demasiado con EE.UU. (dicho finamente). Y lo más grave es, en mi opinión, que a pesar de que estos documentos han salido a la luz, el gobierno no va a dar marcha atrás ni con lo de Couso ni con la legislación de propiedad intelectual.
Respecto a lo de desviar la atención, en este caso sólo es posible con la complicidad de la vagancia del público, ya que lo mejor del «periodismo de repositorio» (me ha gustado la expresión), es que toda la información está ahí para quién la quiera coger, no sólo para quién tenga una acreditación de un medio.
Sin sesgo ni censura, sólo datos en crudo, pero ¿cuántos de los que hablan del tema se han molestado en acceder a los cables directamente en lugar de basar sus opiniones en lo que les cuentan los medios? Ahora, por primera vez desde que se inventó el pase de prensa, sólo pueden manipularnos si nos dejamos.
A ver si sacamos provecho en lugar de esperar a que nos lo mastiquen todo por vagancia. Vamos a pensar y a procesar la información por nosotros mismos al menos por una vez.
HOW IS DEMOCRACY POSSIBLY?
Por Tom Wilson
Enviado A IweTEL por Francisco Javier Martínez Méndez
El pasado 30 de septiembre, durante el acto de investidura como Doctor Honoris Causa en la Universidad de Murcia, Tom Wilson captó la atención de todos los presentes (y de los medios de comunicación especialmente) cuando hizo este comentario un poco antes de terminar su discurso de investidura:
“Increasingly, however, communities and societies are demanding that secrecy be limited to what is genuinely related to national security, rather than what is related to, for example, the relationships between business and government, between governments and dictators, and within and between corporations seeking to hide, for example, the conditions under which their products are made.
In recent months, the Website Wikileaks has been much in the news because of its release of 75,000 files relating to the war in Afghanistan. The founder of the site, Julian Assange, has been damned by the neo-conservatives in the USA as having ‘blood on his hands’, while others praise him for revealing to the public what the public ought to know about what is being done in its name.
The very existence of Wikileaks and its success in uncovering information, while protecting its sources, demonstrates the plausibility of the slogan, Information wants to be free, which is attributed to the hacker Stephen Brand. The state’s desire to keep information secret might be described as Orwellian and it is ironic that Brand used the phrase at a conference in 1984. But we can also see that there are those who do not want information to be free, in this sense; witness the sexual harassment slur on the founder of Wikileaks which happened just last month.
Limits to the free communication of ideas also result from the tendency towards monopoly structures in the communication media. One only has to think of Berlusconi’s control of a significant proportion of the media in Italy, or the not so obvious connection in France between Sarkozy and those friends of his who control the media. In the UK, the dominance of Rupert Murdoch’s Sky TV, as well as his ownership of newspapers, threatens the free flow of opposing ideas.
If the only information the citizen has is that provided either by the political class or by business interests, how is democracy possible?”